La imagen tradicional que tenemos de un quinceañero es la de una chica descendiendo de las escaleras con un vestido vaporoso y bailando el vals con un galante chambelán. O al menos esa es la romántica idea que tienen muchas de nuestras abuelas y mamás y que nos han inculcado casi como una norma social.
Afortunadamente para las que no gustamos de tanta ceremonia, existen otras opciones de celebrar nuestros 15 abriles tanto o más divertidas que si estuviéramos lanzando un bouquet para escoger a nuestra pareja de baile.
Los disfraces siempre llaman la atención por su colorido y singularidad de diseños. Puedes celebrar una fiesta donde la gente se transforme en el personaje que más le guste o proponer un tema -de ahí el nombre de fiesta temática- según el cual esté vestida, y que vaya acorde a la decoración. Los años 60, un luau hawaiano, la época virreinal… sólo es cuestión de darle rienda suelta a la imaginación y empezar a plasmarlo.
Para las que gustan de los espacios abiertos, una recepción al aire libre en las instalaciones de un club o los exteriores de una casona con piscina permite gozar de una diversión a todo dar, ya que puede comenzar desde la mañana y extenderse hasta la hora que queramos (y que los invitados estén dispuestos a quedarse!). Eso sí, hay que contar con un mayor presupuesto y encontrar el lugar que nos permita realizar semejante celebración.
Por mi parte, prefiero el juego de luces (a excepción de las cortadoras) y la atmósfera de privacidad que te puede dar una discoteca. Además, no es necesario asistir con trajes de gala ni cosas por el estilo (aunque también se puede llevar a cabo la idea de los disfraces). Y hasta se pueden hacer números coreográficos con el staff de baile del local. Nuevamente, su elección es una de las claves del éxito de la fiesta. Así que tú decides.